EPÍLOGO
En mi búsqueda de la verdad, encontré en internet un foro en una página
católica llamada Web católico de Javier. En ese foro un sacerdote contestaba a
las cuestiones que les planteaban los visitantes. Ahí en el anonimato de
internet me fue fácil hacer preguntas y leer cosas que me dieron algunas
pistas, como ocurrió con el tema del Sacramento del Matrimonio. Pero hay una
cosa que me escribieron que me hizo reflexionar mucho, cuando estaba siendo
atraído por la secta del “recobro”, y fue la siguiente respuesta:
¡Querido hermano!
Totalmente de acuerdo, pero, ¡cuidado con los fundamentalismos y fanatismos y radicalismos! Si es cierto que tenemos que ser radicales, nunca debemos ser radicalistas. Si hemos de volver a lo esencial, tampoco debemos excluir lo accidental. Si necesitamos tener en cuenta sobre todo lo principal, no olvidemos lo secundario... Vamos, que no quememos todas las bibliotecas porque en la Sagrada esté toda la Verdad esencial. En cuanto a nuestra relación con los demás, con el mundo, aunque no debemos en absoluto ser del mundo, si debemos tener en cuenta el como son y piensan y sienten, el estado en que se encuentran, etc., para poder llegar a ellos. Así hizo Jesús con nosotros por su Encarnación, pasando por uno de tantos, semejante en todo a nosotros menos en el pecado. Y ahí tenemos también el ejemplo de diálogo de Jesús con la samaritana: no empezó por darle un sermón sobre que Él era el todo, o con Nicodemo y muchos otros. Lo que si debe ser siempre y en todo momento es que nuestra actitud y sentimientos y pensamientos etc. deben ser POR CRISTO, CON ÉL, Y EN ÉL.
Totalmente de acuerdo, pero, ¡cuidado con los fundamentalismos y fanatismos y radicalismos! Si es cierto que tenemos que ser radicales, nunca debemos ser radicalistas. Si hemos de volver a lo esencial, tampoco debemos excluir lo accidental. Si necesitamos tener en cuenta sobre todo lo principal, no olvidemos lo secundario... Vamos, que no quememos todas las bibliotecas porque en la Sagrada esté toda la Verdad esencial. En cuanto a nuestra relación con los demás, con el mundo, aunque no debemos en absoluto ser del mundo, si debemos tener en cuenta el como son y piensan y sienten, el estado en que se encuentran, etc., para poder llegar a ellos. Así hizo Jesús con nosotros por su Encarnación, pasando por uno de tantos, semejante en todo a nosotros menos en el pecado. Y ahí tenemos también el ejemplo de diálogo de Jesús con la samaritana: no empezó por darle un sermón sobre que Él era el todo, o con Nicodemo y muchos otros. Lo que si debe ser siempre y en todo momento es que nuestra actitud y sentimientos y pensamientos etc. deben ser POR CRISTO, CON ÉL, Y EN ÉL.